Acarreados y ausencia de líderes enmarcan mitin oficial del 1 de Mayo

Proceso

MÉXICO, DF, (apro).- Al cumplirse 102 años de la celebración del Día Internacional del Trabajo en nuestro país, el movimiento obrero lució desorganizado en los dos mítines y la marcha organizados para conmemorar la lucha de los Mártires de Chicago, los sindicalistas anarquistas que fueron reprimidos por el gobierno de Estados Unidos en su lucha por establecer la jornada laboral de ocho horas, en 1889.

Si bien el año pasado quedó en evidencia una vez más la fractura del sindicalismo mexicano, este año se vio desangelado. Ni las centrales corporativas como el Congreso del Trabajo (CT), Confederación de Trabajadores de México (CTM) o Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC), entre otros de filiación priista, ni los llamados independientes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT) –Telefonistas, de la UNAM y Pilotos, por mencionar algunos–, lograron llenar el Zócalo con sus agremiados.

Incluso, ningún líder de la CT, CTM, CROC o FSTSE se hizo presente y tampoco nadie de la UNT tomó el micrófono.

Justo a las ocho de la mañana de este viernes arribaron al templete los representantes de los sindicatos corporativos, cobijados con una manta del Congreso del Trabajo: “Los trabajadores, única alternativa para transformar y Mover a México”, en alusión al lema del gobierno del priista Enrique Peña Nieto.

Junto al texto, una imagen reveladora: Un hombre con el torso desnudo, sosteniendo un garrote con la mano izquierda; con la derecha se toca la frente, el rostro tiene un gesto lastimoso y está en una posición de sumisión recargado en una par de enormes palmas.

Unos 45 minutos después dio inicio el acto obrero oficial amenizado por la Orquesta de Víctor Guzmán. “Estamos protestando en defensa de las instituciones”, señaló el moderador, arriba del templete, frente a Palacio Nacional, en el Zócalo capitalino.

Los “acarreados” se distinguieron por el color de sus pants, playeras o gorras, nuevas, saliditas del paquete. Les dieron una torta y un refresco y les pasaron lista, el ritual de siempre.

El “líder” más vitoreado fue Víctor Flores Morales, secretario general del Sindicato de Trabajadores Ferrocarrileros de la República Mexicana (STFRM) quien, en entrevista, manifestó su desacuerdo con la recientemente aprobada ley de transparencia, que obliga a los sindicatos a declarar en qué gastan el dinero recibido del gobierno en turno.

El contingente más visible fue el de la CTM liderada por Joaquín Gamboa Pascoe, así como agremiados de su otro feudo particular: La Federación de Trabajadores del Distrito Federal (FTDF).

Sólo intervinieron cubo cuatro oradores. El primero, José Luis Carazo, secretario del Trabajo de la CTM y representante del sector obrero en la Comisión Nacional de Salarios Mínimos (Conasami), quien destacó que el sindicalismo vive una etapa “de cambio profundo” desde que el gobierno de Peña Nieto les propuso “mover a México”, del cual surgió el Pacto por México, cuyos resultados, añadió, “es de todos conocido, los mexicanos hemos logrado concretar las reformas estructurales”. El compromiso, advirtió, es tener “más propuestas y menos protestas”.

Se jactó de que en octubre próximo “se hará realidad una demanda de la clase trabajadora: igualar el salario mínimo en todo el territorio nacional y que se desvincule de todo ordenamiento legal”, porque su estrategia es “crea, unifica, pacta y promueve”.

 “Un trago de Coca cola”

Sin embargo, quien no fue tan optimista en este mitin fue el diputado Amador Monroy Estrada, secretario de Organización de la Confederación de Trabajadores y Campesinos (CTC), quien consideró que no es suficiente la homologación “cuando el salario mínimo aumenta en la proporción de un trago de Coca cola”.

Para el legislador priista esta día no es festivo, sino un momento para reflexionar que hubo trabajadores que les heredaron derechos.

 “La unificación de los salarios mínimos y la desvinculación de más de quinientas normas aún no es suficiente. Lo que se requiere es que el salario alcance”, indicó.

Por ello propuso que la capacitación de los trabajadores sea permanente y comprometida por sindicatos y patrones para ser competitivos ante las empresas extranjeras.

Luz Elena Arellano Aguilar, de la CROM, detalló que existen 60 millones de mexicanos que viven en la pobreza, de los que 15 millones están en situación de pobreza extrema. Además, hay 3 millones de desempleados y 13 millones en la informalidad o subempleo. El poder adquisitivo del salario se ha perdido en 75%, acusó. Por eso no hay nada que celebrar este 1 de mayo, consideró.

El último orador fue Jorge Eduardo Martín del Campo, del CT, quien hizo un llamado al reclazo a la explotación laboral de migrantes, jornaleros, la trata de personas y la explotación infantil.

También se dijo preocupado por la crisis salarial. Alertó que esperan una dura batalla contra la desigualdad como resultado de la descomposición de la estructura económica mundial.

 “Este engendro de la economía moderna, a los trabajadores nos hacen sentir tontos, inútiles, obsoletos. La desigualdad multiplica los empleos precarios. Rechazamos por antinatural los modelos que rompen con la esperanza de los trabajadores, que nos vende un modelo atípico a los trabajadores, por ello rechazamos mantener la tesis aquella de que quieren un México de servidumbre. Hacemos un llamado a la acción y a combatir la corrupción”.

Una hora después se cambió la enorme manta del templete para dar paso al mitin de los “independientes”. Por éstos hubo tres oradores: Bonifacio Martínez Cruz, en representación de la Alianza Nacional por la Justicia Social del Valle de San Quintín.

En su intervención, pidió seguir con la propuesta de crear el Frente Nacional Único para que “podamos tumbar a este pinche gobierno”.

Luego tomó la palabra Bernabé Abraham, padre de Adán Abraham de la Cruz, uno de los 43 normalistas de Ayotzinapa desaparecidos desde hace siete meses, quien pidió el apoyo de la gente “para que se haga justicia por los que cayeron, por los desaparecidos y que encontremos la verdad”.

El piloto José Humberto Wall, de ASPA, aseguró que seguirán luchando contra la política de “cielos abiertos” pretendida por el gobierno federal para permitir a aerolíneas extranjeras usar las rutas de vuelo que tenía la extinta Mexicana de Aviación.

En el templete estaban los líderes de la UNT, Francisco Hernández Juárez y Agustín Rodríguez, quienes se retiraron después de que terminaron de avanzar los contingentes de los sindicatos que encabezan, el de Telefonistas de la República Mexicana y el de Trabajadores de la UNAM, respectivamente.

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